Entre el abismo
del recuerdo y el deseo,
ahí juego en la penumbra a ser quien no debo,
a ser quien yo quiero.
El cielo a mis espaldas pesa y el viento
sopla
hasta ahogarme el corazón.
Ya no queda tiempo.
A lo lejos, un desierto de arena
Que cae y cae hasta recordarme
Que las manecillas están
aunque no las vea.
Corre y corre la niña de papel,
pensando que algún día volará lejos
Pero insiste en aferrarse al plomo en sus zapatos
Como si alguna vez eso la hubiera ayudado.
Se corta los pies y vuela
vuela y vuela,
Pero cuando abre el corazón
sus pies aún le pesan
y la maleta aún está llena.
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