El río de lágrimas, lágrimas de almas olvidadas cdonde ella se baña. La reina de un palacio vacío, la reina de la soledad, de los olvidados. Acuna a la nada entre sus brazos, con su voz traza un sonido primitivo, gutural, que dibuja la tierra donde está enterrada su corona. Una reina sin corona, un pájaro sin alas. Grita. Nadie la escucha. Su pueblo invisible ruje entre los escombros. Su vida es un jardín en ruinas oculto en su memoria y con cada mechón que se arranca pide el deseo de desaprender lo aprendido. Todo se tambalea y le produce náuseas. Esa constante sensación de vértigo que avecina el precipicio por el que se lanza cada noche. El retrato el insomnio con el rostro de lo innombrable. Vuelve a ocultarse entre la niebla, en ella siempre es niebla, siempre es borroso y de sus entrañas solo se entrevee un pequeño pájaro. Soy una extraña dentro de un cuerpo de tela que cosió otra extraña y rellenó con lágrimas de cristal que cortan. Soy una extraña en...
Abrirme las entrañas y vomitar lo que hay en ellas: eso es escribir para mí. Las palabras se dibujan en esta tierra esparcida de la que nacen mis sentimientos; a veces árida, a veces húmeda. Camina de puntillas por ella y cierra con delicadeza al marcharte, cuidado con los cristales.