La vida se emborrona como acuarelas, cada emoción, cada pena cada llanto se disuelven en mis mejillas me humedecen de emociones sin poder diferenciar una de otra; se entremezclan. Dibujar un pájaro con las muñecas sangrando no es sino la metáfora de una jaula. Llueven letras minúsculas en un gran abismo de silencio y al fondo de este relatan un testamento: Las sonrisas nacieron muertas, la esperanza espera eternamente y el futuro tan solo un espejismo, un espejo del presente: La vida es la misma, nada regenera. Brisa le pidió que le arrancaran la voz y escribieran con ella el sonido del silencio. Brisa no es más que la copia de Brisa, pero Brisa no es nadie y a la vez lo es todo. Brisa es colores, formas, brillo, Brisa es canción, Brisa es una ilusión, porque brisa no existe.
Abrirme las entrañas y vomitar lo que hay en ellas: eso es escribir para mí. Las palabras se dibujan en esta tierra esparcida de la que nacen mis sentimientos; a veces árida, a veces húmeda. Camina de puntillas por ella y cierra con delicadeza al marcharte, cuidado con los cristales.