Amor, te revuelves, revoloteas, invades, destruyes, creas. Amor, tú que todo lo sabes, tú que todo lo ves, tú que todo lo posees. Amor, eres madre de cada ser que habita el mundo. Amor, eres deseo, lugar de exilio, desdicha, cenizas, tinieblas. Amor, tú que sabes, que conoces, que ves, ¿dónde huyo cuando corro en tu contra? ¿dónde está el escondite de aquellos que te temen? Entre el soplido suave del viento, entre las flores, entre dos manos. Siempre estás. Amor, te veo esconderte en sus ojos, en su caminar, en su voz. Te aferras a sus brazos cuando me sumerjo en ellos, duermes en nuestras pisadas, bailas entre mis rápidos latidos. Amor, que te ríes de mi sonrisa burlona, de mis manos temblorosas, que te mofas de un corazón herido y cobarde, que te burlas de sus tiritas, de su miedo. Y te escondes con sigilo en mis palabras, en mis actos. Amor, eres tan difícil de encontrar aunque siempre estés. Amor, dame tregua, que siempre me vences. Amor, si esta no es mi guerra...
Abrirme las entrañas y vomitar lo que hay en ellas: eso es escribir para mí. Las palabras se dibujan en esta tierra esparcida de la que nacen mis sentimientos; a veces árida, a veces húmeda. Camina de puntillas por ella y cierra con delicadeza al marcharte, cuidado con los cristales.