Hace mil años
batallé con bestias enormes y
rabia destilada disolviéndose
cada noche
entre mis párpados.
Caminé, trepé, gateé,
siendo extranjera de mi propia piel,
vislumbré y creé las formas del agua
e intenté alcanzar
el soplo de las nubes.
Siempre buscando formas complejas,
destellos,
explosiones.
Así atrapé
un pétalo por cada rostro
soñando, rezando
para que se quedaran.
Habitar ente ausencias
siempre fue mi hogar.
Dime que recuerdas,
dime que tú también
me recuerdas.
Comentarios
Publicar un comentario