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El futuro, de Julio Cortázar

 Y sé muy bien que no estarás. 

No estarás en la calle, 

en el murmullo que brota de noche 

de los postes de alumbrado, 

ni en el gesto de elegir el menú, 

ni en la sonrisa que alivia 

los completos de los subtes, 

ni en los libros prestados 

ni en el hasta mañana. 


No estarás en mis sueños, 

en el destino original 

de mis palabras, 

ni en una cifra telefónica estarás 

o en el color de un par de guantes 

o una blusa. 

Me enojaré amor mío, 

sin que sea por ti, 

y compraré bombones 

pero no para ti, 

me pararé en la esquina 

a la que no vendrás, 

y diré las palabras que se dicen 

y comeré las cosas que se comen 

y soñaré las cosas que se sueñan 

y sé muy bien que no estarás, 

ni aquí adentro, la cárcel 

donde aún te retengo, 

ni allí fuera, este río de calles y 

de puentes. 

No estarás para nada, 

no serás ni recuerdo, 

y cuando piense en ti 

pensaré un pensamiento 

que oscuramente 

trata de acordarse de ti.

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