Ella vuelve a venerar a la luna, reza a oscuras a un dios en el que no cree, desentierra gritos rotos de su garganta.
Ella implora por calma, teje tempestades con sus ojos, aletean mariposas de sus pestañas que dejan un olor a tragedia por cada poro de su piel.
Ella sueña con el mar porque sabe que es él y a la vez nunca será como él. Ella se esconde en su silencio, se enmudece en su llanto, corretea con sigilo persiguiendo a la nostalgia de un pasado que no supo cuidar.
Y los días pasan, pero siempre es el mismo. Y lo sabe, pero calla. Ella tiene la verdad, pero su idioma es la noche y nadie entiende. Y se abandona a sí misma y cuando vuelve ella no está. Y alimenta a su corazón con verdades que no existen y palabras inventadas y corazones llenos de ira.
Ella venera a la tragedia, respira el dolor de otros y traga. Y viene y se mira con un sigilo que la hace temblar, pero no se mueve. Ella, fija en sus raíces que hace tiempo arrancaron y el culpable no da la cara, porque solo es un rostro oscuro como todos los demás.
Y el día no existe y la noche es solo una broma sin risas y mucho llanto y nada más que contar, porque para ella todos los cuentos son sangre y terminan en cicatriz que no sana y la envenena y.
Ahora es pasado, el futuro es ya y nunca es siempre y siempre nunca, pero todo es igual y nada es lo mismo y ella tiene el delirio y la cordura y los confunde, igual que confunde su respiración con arañas que tejen mil sueños donde atrapan a su corazón y lo devoran.
Y ella ya no existe, ella siempre es, siempre está y respira y no y ríe pero no, huidiza como la arena se esfuma porque también es viento y el agua la devora porque también es mar y río y lluvia, es todo y nada y no lo sabe. Ella no sabe que es ella. Ella no sabe o no quiere saber o lo sabe todo pero.
Ella es yo, pero no sé quién soy yo. Ni sé qué es esta cárcel llamada cuerpo, ni esta herida llamada corazón. Solo palabras, imágenes, recuerdos, no me alcanzan aunque.
Ella implora por calma, teje tempestades con sus ojos, aletean mariposas de sus pestañas que dejan un olor a tragedia por cada poro de su piel.
Ella sueña con el mar porque sabe que es él y a la vez nunca será como él. Ella se esconde en su silencio, se enmudece en su llanto, corretea con sigilo persiguiendo a la nostalgia de un pasado que no supo cuidar.
Y los días pasan, pero siempre es el mismo. Y lo sabe, pero calla. Ella tiene la verdad, pero su idioma es la noche y nadie entiende. Y se abandona a sí misma y cuando vuelve ella no está. Y alimenta a su corazón con verdades que no existen y palabras inventadas y corazones llenos de ira.
Ella venera a la tragedia, respira el dolor de otros y traga. Y viene y se mira con un sigilo que la hace temblar, pero no se mueve. Ella, fija en sus raíces que hace tiempo arrancaron y el culpable no da la cara, porque solo es un rostro oscuro como todos los demás.
Y el día no existe y la noche es solo una broma sin risas y mucho llanto y nada más que contar, porque para ella todos los cuentos son sangre y terminan en cicatriz que no sana y la envenena y.
Ahora es pasado, el futuro es ya y nunca es siempre y siempre nunca, pero todo es igual y nada es lo mismo y ella tiene el delirio y la cordura y los confunde, igual que confunde su respiración con arañas que tejen mil sueños donde atrapan a su corazón y lo devoran.
Y ella ya no existe, ella siempre es, siempre está y respira y no y ríe pero no, huidiza como la arena se esfuma porque también es viento y el agua la devora porque también es mar y río y lluvia, es todo y nada y no lo sabe. Ella no sabe que es ella. Ella no sabe o no quiere saber o lo sabe todo pero.
Ella es yo, pero no sé quién soy yo. Ni sé qué es esta cárcel llamada cuerpo, ni esta herida llamada corazón. Solo palabras, imágenes, recuerdos, no me alcanzan aunque.
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