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la tristeza de ser

Me dolió que no vinieras a buscarme a la tumba que yo misma cavé.
Me dolió que no me llevarais flores cuando nuestra amistad aún estaba viva.
Me dolió que tus palabras tuvieran una cuerda tan frágil de unión con tus actos.
Me dolió que aún viendo mis cenizas no fuerais capaces de prenderme fuego.
Me dolió que te marcharas y no dejases ni las migajas para seguirte.
Me dolió que nunca me hayas demostrado si un ejército de tus células se preocupa por las mías.
Me dolió que me lanzarais la piedra como si fuera la única pecadora.
Me dolió tanto que el dolor fue mudo.
Me dolió tanto que callé para no doler más.
Me dolió tanto que sangré palabras e inundé pensamientos.
Me dolió tanto que vomité la angustia y desesperación que me causó.
Me dolió hacerte de escudo y que cuando estuve agrietada buscaras uno nuevo.
Me dolieron tus te quiero, aún tengo un mal sabor de boca por la mentira.
Me dolió estar tan ciega que ni a base de golpes fuera capaz de dejar de mirarte.
Me dolió que me lanzases por el precipicio y no para enseñarme a volar.
Me dolió que me utilizaras. No soy una marioneta, no era una marioneta y esto no es un espectáculo.
Me doliste tú y tú y tú. Me dolisteis todos. Me dolisteis tanto que me perforasteis el alma y cuando pienso en vosotros me cuesta respirar. Soy un globo pinchado que la gente insiste en inflar. Me duele cada vez que lo intentan. Me duele que no lo intenten. Intentar inflarme y ver que no lo hago no te da motivos para marcharte y dejarme en el asfalto, lo único que haces es abrir un agujero más.





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